¡Amor con Amor se Paga! San Luis Potosí estrena la ‘Ley Esposa’: Porque una cena romántica es el mejor lugar para planear la gubernatura

En un desplante de romanticismo administrativo que dejaría a Romeo y Julieta como unos simples amateurs, el Partido Verde en San Luis Potosí anunció hoy la entrada en vigor de la "Ley Esposa". Según los ideólogos del "Pollo" Gallardo —expertos en plagiar modelos de monarquías bananeras para venderlos como vanguardia democrática—, el mejor examen de control y confianza para el 2027 no es la trayectoria política, sino una prueba de amor eterno y un acta de matrimonio debidamente sellada por el registro civil de Soledad.

"Ya no necesitamos encuestas ni primarias; ahora las candidaturas se deciden entre el postre y la cuenta de una cena a la luz de las velas", declararon fuentes cercanas a la alcoba gubernamental. La lógica es impecable: si ella comparte la almohada y el apellido, automáticamente hereda la sabiduría para repartir despensas, inaugurar ferias y, por supuesto, ignorar las investigaciones de la FGR. En este 28 de diciembre, el PVEM jura que no se trata de nepotismo descarado, sino de una "gestión emocional del poder" donde el mando se pasa como si fuera el control remoto de la tele.

La sátira alcanza niveles épicos al descubrir que el nuevo requisito para ser Secretaria de Estado o candidata es haber pasado la prueba del "Sí, acepto". Para los Gallardo, gobernar es un asunto de familia donde el presupuesto estatal es la "mesada" y las instituciones son los juguetes de la casa. La innovación consiste en demostrar que en San Luis Potosí, el perfil profesional es irrelevante si tienes el anillo de compromiso correcto; porque en el reino del "Pollo", el amor no solo es ciego, sino que también es muy bueno para cobrar las prerrogativas del partido.

¡Inocente palomita que te dejaste engañar! No es que el amor haya triunfado en la política potosina; es que la "gallardía" ya entendió que para que el negocio no salga de casa, hay que ponerle falda al poder. En SLP, la democracia no se ejerce en las urnas, se firma en el altar, porque aquí la única "herencia maldita" que importa es la que se queda entre esposos.