Deslealtad y traición en Morena: Melissa Cornejo queda sola tras retiro de visa
6/14/20252 min read


El caso de Melissa Cornejo, consejera estatal de Morena en Jalisco, ha revelado las fisuras más profundas del partido: la falta de lealtad, el oportunismo político y la facilidad con la que sus dirigentes están dispuestos a traicionar a los suyos con tal de evitar el desgaste público.
Tras la decisión del gobierno de Estados Unidos de retirarle la visa, presuntamente por sus comentarios en redes sociales en torno a manifestaciones en Los Ángeles, Cornejo fue inmediatamente desmarcada por la cúpula de Morena. Lejos de ofrecer respaldo o una postura solidaria, fue la propia presidenta nacional del partido, Luisa María Alcalde, quien se apresuró a deslindarse públicamente en un mensaje que más parecía condena que aclaración.
Alcalde aseguró que las expresiones de Cornejo “no representan la postura de Morena” y reiteró que el partido es “profundamente pacífico”, un comentario que muchos interpretaron como una manera de poner distancia entre la dirigencia nacional y una militante incómoda. También llamó a la militancia a conducirse con “prudencia y responsabilidad”, sin asumir ni siquiera una defensa institucional mínima de la consejera.
Claudia Sheinbaum, figura central de Morena y virtual presidenta electa, guardó silencio. Ni una palabra en defensa de Cornejo. Esa omisión, sumada a la actitud de Alcalde, refuerza la percepción de que en Morena no hay protección para quien incomode, aunque haya dedicado años de trabajo al movimiento.
Este caso es más que un conflicto diplomático o un error individual. Es la muestra de que en Morena no hay garantías de respaldo, ni siquiera entre compañeros de lucha. La lealtad es selectiva, el respaldo se condiciona y la unidad es, en muchos casos, un discurso vacío. Cornejo fue abandonada sin derecho a réplica, sin defensa legal visible, y sin una sola palabra de comprensión de parte de los dirigentes que dicen representar a un movimiento de justicia.
La narrativa interna del partido sigue siendo de disciplina y orden, pero en los hechos, los liderazgos han dejado claro que están dispuestos a sacrificar a cualquier integrante si eso implica evitar un costo mediático. La traición política disfrazada de “prudencia” se ha vuelto una estrategia habitual en un Morena que se presenta unido hacia afuera, pero que, hacia adentro, cada vez más muestra su rostro más crudo.