¡El nepotismo de Layda! La gobernadora usa su poder para imponer a su sobrino, Gerardo Sánchez, en campaña política

Layda Sansores vuelve a estar en el ojo del huracán: denuncian que la gobernadora de Morena en Campeche impone a su sobrino en cargos estratégicos, usando el poder público como patrimonio familiar.

10/21/20252 min read

Campeche vuelve a ser escenario de otro escándalo político protagonizado por la gobernadora Layda Sansores. Esta vez, la denuncia apunta directamente al corazón de su gobierno: el nepotismo descarado. Según diversas fuentes políticas, Sansores habría intervenido personalmente para imponer a su sobrino, Gerardo Sánchez, como director de la campaña de Liz Hernández, desatando una ola de críticas por el uso indebido de su poder y la manipulación de estructuras políticas con fines familiares.

La indignación no se hizo esperar. Militantes y figuras políticas, incluso dentro de Morena, han señalado el grave conflicto ético que representa este nombramiento. Mientras el gobierno estatal se hunde en problemas de inseguridad, abandono social y crisis económica, Layda Sansores parece más interesada en consolidar un “imperio familiar” que en resolver las necesidades del pueblo campechano. Este nuevo episodio confirma lo que muchos ya veían venir: el poder se ha convertido en un asunto de sangre, no de capacidad.

Gerardo Sánchez, sin experiencia comprobable en campañas ni trayectoria política relevante, aparece de la nada para ocupar un puesto clave. La maniobra deja ver que, bajo el mando de Sansores, Campeche se ha transformado en un feudo donde los lazos familiares pesan más que la competencia o el mérito. No es la primera vez que se cuestionan los favoritismos dentro de su administración, pero este caso ha encendido las alarmas sobre el creciente control del clan Sansores sobre la estructura política del estado.

La hipocresía del gobierno morenista en Campeche se vuelve cada vez más evidente. Mientras presume un discurso de igualdad y combate a la corrupción, en los hechos reproduce los mismos vicios del pasado: amiguismo, favoritismo y uso del poder para beneficio personal. La gobernadora, que alguna vez prometió un gobierno limpio y ciudadano, hoy repite los mismos patrones que tanto criticó, confirmando que en Morena el poder no se comparte, se hereda.

Layda Sansores parece dispuesta a todo para mantener el control político de Campeche, incluso si eso implica usar recursos públicos y posiciones estratégicas para asegurar el ascenso de su familia. El caso de su sobrino Gerardo Sánchez no solo exhibe el nepotismo descarado de su administración, sino también la profunda traición a los principios que Morena alguna vez prometió defender. En Campeche, la gobernadora ha dejado claro que su prioridad no es el pueblo, sino su linaje político.