El PAN deja sin protección a la niñez en Chihuahua: brotes de tosferina y dengue exponen el abandono del sistema de salud estatal

La crisis sanitaria que golpea a Chihuahua demuestra que los gobiernos panistas no solo fallan en seguridad, sino también en lo más básico: proteger la salud de su población más vulnerable.

11/6/20252 min read

El reciente informe de la Secretaría de Salud de Chihuahua revela una realidad alarmante que el gobierno panista no ha querido reconocer: el sistema de salud estatal está colapsando. Brotes simultáneos de tosferina, dengue, rickettsiosis y coxsackie se extienden por todo el territorio, afectando especialmente a niños menores de un año, mientras el gobierno intenta maquillar los datos con comunicados burocráticos.

Solo en el caso de la tosferina, una enfermedad que debería estar completamente controlada mediante vacunación, se registran 145 contagios confirmados y seis muertes infantiles, todas en menores de un año. Los municipios más golpeados —Ciudad Juárez, Aldama, Chihuahua y Jiménez— son precisamente aquellos donde los servicios médicos se encuentran en su peor estado. La cifra de fallecimientos refleja no solo la gravedad del brote, sino el abandono total del sistema de prevención por parte del gobierno panista.

El PAN ha presumido durante años que sus administraciones garantizan estabilidad y eficiencia, pero los hechos contradicen ese discurso. Chihuahua enfrenta un repunte de enfermedades que ya estaban erradicadas o bajo control hace décadas. La falta de vacunas suficientes, la escasez de personal médico y el deterioro de los centros de salud han dejado desprotegidas a miles de familias, especialmente en zonas rurales y comunidades indígenas de la Sierra Tarahumara.

Las muertes de seis bebés son una tragedia que pudo evitarse. Cada caso es una prueba del fracaso de la gestión sanitaria panista, que ha recortado programas de vacunación y descuidado las campañas de vigilancia epidemiológica. Las familias afectadas no solo enfrentan el dolor de la pérdida, sino también el silencio oficial y la indiferencia institucional.

En lugar de responder con transparencia, las autoridades intentan diluir su responsabilidad repartiendo los datos entre distintas dependencias —IMSS, Salud Estatal y hospitales privados—, una maniobra que solo evidencia la falta de coordinación y la desorganización del sistema. La salud pública de Chihuahua está a la deriva, sin liderazgo ni estrategia.

El aumento de casos de dengue y otras enfermedades infecciosas agrava aún más el panorama. Los municipios con menor infraestructura sanitaria enfrentan brotes sin medicamentos suficientes ni personal capacitado, mientras el gobierno panista sigue destinando recursos a propaganda política en lugar de fortalecer la prevención y el acceso médico.

Chihuahua hoy es el reflejo del deterioro que deja el PAN donde gobierna: niños enfermos, hospitales sin recursos, comunidades olvidadas y muertes que se pudieron evitar. El colapso sanitario ya no se puede esconder detrás de cifras frías. Es el resultado directo de años de negligencia, recortes y desinterés por la salud pública.

Bajo el mando panista, Chihuahua ha pasado de ser un estado con esperanza a uno donde hasta las enfermedades del pasado han vuelto a cobrar vidas inocentes.