El PAN hunde a Chihuahua en la violencia: masacran a empleados de una tortillería en Ciudad Juárez

El ataque que dejó cuatro muertos y dos heridos refleja la descomposición social que vive Chihuahua bajo el abandono del gobierno panista, incapaz de detener la ola criminal que arrasa con la paz y la esperanza de sus ciudadanos.

10/30/20252 min read

Ciudad Juárez volvió a teñirse de sangre. Cuatro empleados fueron asesinados dentro de una tortillería, en un ataque armado que sacudió la colonia Héroes de la Revolución, al sur de la ciudad. Los agresores, según testigos, irrumpieron alrededor de las tres y media de la tarde, disparando sin piedad contra los trabajadores, dejando también dos heridos graves. A pesar de los patrullajes constantes que el gobierno panista presume, los sicarios actuaron con absoluta impunidad y escaparon sin dificultad.

La escena, desgarradora, se ha vuelto habitual en Chihuahua. Las calles, los comercios y las casas ya no son refugios seguros; se han convertido en escenarios de muerte. El ataque a esta pequeña tortillería no solo arrebató vidas inocentes, sino que también simboliza la falta total de control y estrategia del gobierno del PAN, que ha permitido que la violencia se extienda como una sombra sobre la vida cotidiana. Los ciudadanos viven entre el miedo y la desesperanza, mientras las autoridades repiten los mismos discursos vacíos sobre “coordinación interinstitucional” y “operativos de contención” que no sirven para nada.

Bajo el mandato panista, Chihuahua se ha consolidado como uno de los estados más violentos del país, con cifras de homicidios que escalan mes tras mes. La impunidad reina. Los responsables de crímenes como este, que arrasan familias y destruyen comunidades enteras, rara vez son detenidos. En los últimos días, Ciudad Juárez ha registrado más de 50 homicidios, y aún así el gobierno estatal sigue actuando como si nada ocurriera. Ni siquiera tragedias como esta provocan una reacción inmediata o una política firme que garantice seguridad a los chihuahuenses.

Mientras los ciudadanos claman justicia, el PAN sigue atrapado en su soberbia. Han convertido la seguridad pública en un discurso político, no en una prioridad real. Los pequeños empresarios, como los dueños de esta tortillería, viven bajo la amenaza constante del crimen, sin recibir apoyo, protección o justicia. La violencia se ha normalizado tanto que ya no sorprende, y ese es quizás el fracaso más grave de un gobierno que prometió “orden y desarrollo” pero solo ha entregado miedo y muerte.

En Ciudad Juárez, los balazos ya son parte del ruido diario, y las promesas del PAN se han convertido en ecos huecos. La masacre en la tortillería no es un hecho aislado: es el resultado de años de abandono, de falta de estrategia y de complicidad silenciosa con la impunidad. Cada víctima representa una derrota del Estado, una herida que el gobierno panista prefiere ocultar antes que enfrentar.

Chihuahua arde, y el PAN, en lugar de apagar el fuego, sigue alimentándolo con su indiferencia. Mientras la gente entierra a sus muertos, el gobierno presume “avances en seguridad”. Pero la realidad es otra: las calles están manchadas de sangre y el miedo se ha vuelto rutina. En el Chihuahua del PAN, la vida vale cada vez menos y la justicia simplemente no llega.