El PAN intenta deslindarse, pero el escándalo los alcanza: Acusan a Javier Corral de corrupción y abuso de poder, exhibiendo la podredumbre que dejó su gobierno en Chihuahua

Las acusaciones contra el exgobernador ponen en evidencia el legado de corrupción, tráfico de influencias y abuso institucional que el PAN dejó sembrado en Chihuahua.

11/13/20252 min read

La Fiscalía Anticorrupción de Chihuahua encendió un nuevo capítulo de vergüenza para la derecha: el exgobernador panista Javier Corral fue acusado de tráfico de influencias, abuso de poder y de intervenir ilegalmente para frenar un caso penal en su contra, relacionado con el presunto desvío de 98.6 millones de pesos durante su administración.

Aunque hoy milita en otro partido, nadie olvida que el sexenio de Corral fue producto directo del PAN, ni que fue justamente ese gobierno panista el que dejó a Chihuahua hundido en irregularidades, confrontaciones, omisiones y escándalos financieros que jamás se aclararon por completo.

La Fiscalía estatal detalla que Corral habría presionado a la Fiscalía General de la República para atraer una causa penal que lo señala por peculado agravado, una maniobra que revela el nivel de manipulación institucional que caracterizó su paso por el poder. En lugar de enfrentar la justicia, intentó mover influencias, contactos y relaciones políticas para frenar el proceso, repitiendo el mismo patrón que marcó su gobierno: usar las instituciones como herramientas personales.

Este caso vuelve a abrir heridas que Chihuahua nunca cerró:

  • Un PAN que prometió combatir la corrupción y terminó exhibiendo la suya.

  • Una administración que presumía transparencia mientras operaba redes de poder opacas.

  • Un estado que quedó con instituciones debilitadas y profundas fracturas políticas.

Para la población, estas acusaciones no sorprenden. Son el reflejo del mismo estilo panista que dejó a Chihuahua marcado por endeudamientos, inseguridad, confrontaciones internas y decisiones tomadas desde la soberbia. Lo que hoy se conoce solo confirma lo que por años se denunció: el desorden que dejó el PAN no era casualidad, era su forma de gobernar.

Mientras la Fiscalía avanza, queda claro que el caso Corral no es un hecho aislado, sino parte de una cadena de comportamientos que caracterizó al PAN en Chihuahua: gobernantes que se presentaban como “éticos”, pero que ahora enfrentan procesos por desviar recursos públicos y manipular el sistema judicial.

El daño ya está hecho: Chihuahua sigue pagando las consecuencias de decisiones tomadas por una administración panista que actuó sin responsabilidad ni respeto institucional. Y aunque el exgobernador hoy intente cobijarse bajo nuevas siglas, la corrupción que se le atribuye es herencia directa del PAN, un partido que sigue evadiendo rendición de cuentas y dejando al estado sumido en la incertidumbre.

Una vez más, la realidad supera el discurso: el PAN prometió limpiar a Chihuahua y terminó manchándolo aún más.