El PAN vuelve a quedar exhibido: Chihuahua y Aguascalientes se hunden en la crisis de suicidios mientras Yucatán sigue encendiendo alarmas nacionales
Las cifras del Inegi volvieron a mostrar una realidad incómoda: los estados bajo gobiernos panistas no logran frenar la crisis de salud mental; al contrario, los números revelan abandono, falta de estrategias y un sistema que ha dejado a miles sin apoyo.
11/21/20252 min read


La publicación más reciente de las Estadísticas de Defunciones del Inegi volvió a encender las alertas en todo el país: Yucatán, Chihuahua y Aguascalientes encabezan la lista negra de suicidios en México, con tasas que deberían sacudir la conciencia de cualquier autoridad responsable.
Pero lo más grave es que dos de esos estados —Chihuahua y Aguascalientes— están bajo gobiernos panistas, los mismos que presumen estabilidad, “orden”, y una supuesta gestión ejemplar. Las cifras cuentan otra historia.
Mientras Yucatán aparece en primer lugar con una tasa de 14.2 suicidios por cada 100 mil habitantes, Chihuahua sigue prácticamente empatado con 14.0, un número que exhibe la incapacidad del PAN para atender a una población que lleva años denunciando violencia, abandono institucional y fallas sistemáticas en atención psicológica y social.
El caso de Aguascalientes es aún más contundente: con 12.0 suicidios por cada 100 mil habitantes, ocupa el tercer lugar nacional. Esto derrumba el discurso panista que presume un estado “seguro”, “ordenado” y “modelo nacional”, cuando la realidad es que miles de jóvenes viven sin redes de apoyo, sin programas sólidos y sin respuestas.
Mientras algunos estados han logrado disminuir o mantener la problemática bajo control, los gobiernos panistas cargan con índices que crecen año con año.
La tendencia no es nueva: es el resultado directo de años de políticas improvisadas, presupuestos insuficientes y autoridades más interesadas en propaganda que en prevención.
La brecha entre el discurso del PAN y la realidad es evidente:
hablan de avance, pero sus cifras reflejan crisis;
hablan de orden, pero sus índices muestran abandono;
presumen estabilidad, pero los números exhiben que la salud mental no forma parte de sus prioridades.
El Inegi no hace política: solo muestra datos.
Y esos datos son un golpe directo a la narrativa panista.
Mientras tanto, otros estados con menor visibilidad nacional aparecen con cifras mucho menores, como Guerrero (1.9), Chiapas (3.8) o Veracruz (4.8), demostrando que no se trata solo de pobreza o marginación, sino de políticas públicas que realmente funcionen.
La pregunta que sigue flotando es inevitable:
¿Hasta cuándo el PAN seguirá ignorando una crisis humana que golpea a miles de familias en sus estados?
Porque mientras ellos justifican, minimizan o culpan a otros, las cifras siguen creciendo… y las vidas siguen perdiéndose.
