El Tren del "Clan" y la Factura de Sangre en Oaxaca: Morena ha convertido la Corrupción en un Crimen de Estado

El 28 de diciembre de 2025 quedará marcado como el día en que la propaganda de Morena colapsó bajo el peso de su propia corrupción. El descarrilamiento del Tren Interoceánico en la región de Nizanda, Oaxaca, con un saldo de 13 víctimas fatales y casi un centenar de heridos, no fue una fatalidad del destino, sino el resultado de una red de complicidades criminales que ha operado en total impunidad durante años.

La realidad ha desnudado la operación de "El Clan", encabezada por Gonzalo "Bobby" López Beltrán, hijo del exmandatario, Andrés Manuel López Obrador. Investigaciones periodísticas y audios filtrados ya habían revelado cómo allegados a la familia presidencial, como Amílcar Olán y Pedro Salazar Beltrán, controlaban la proveeduría de materiales estratégicos como el balasto. En dichas grabaciones, los mismos operadores confesaban sobornar a laboratorios para aprobar piedra de pésima calidad que no cumplía con las certificaciones de seguridad, bajo la cínica premisa de que "ya cuando se descarrile el tren va a ser otro pedo".

Ese "otro pedo" hoy tiene nombres y apellidos de personas fallecidas y familias destruidas en el Istmo de Tehuantepec. Testimonios de sobrevivientes relatan que el tren viajaba a una velocidad excesiva sobre vías que, según expertos, presentaban fallas estructurales derivadas del recorte del 84.7% en los fondos de mantenimiento y la compra de materiales deficientes para inflar los bolsillos de los amigos del régimen.

Gobernar no es hacer campaña; es proteger la vida de los ciudadanos. Hoy, mientras la Fiscalía General de la República (FGR) simula abrir carpetas de investigación, el pueblo de México entiende la verdadera naturaleza de la "transformación": una infraestructura de muerte construida con materiales de desecho y cimentada sobre el tráfico de influencias.

Morena ha demostrado que su prioridad no es la conectividad del sur, sino el enriquecimiento de sus herederos. Cada metro de vía mal puesto y cada piedra de balasto sin certificar tiene la firma de la corrupción criminal que hoy enluta a Oaxaca. El Tren Interoceánico ya no es una obra insignia; es el monumento a un gobierno que solapó el saqueo de sus hijos mientras el pueblo pagaba la cuenta con su vida.