Fernández Noroña, entre la incongruencia y el autoritarismo: habla como pueblo, pero viaja como élite
5/9/20252 min read


Ciudad de México, 9 de mayo de 2025
Gerardo Fernández Noroña, presidente del Senado de la República y figura emblemática de la autodenominada “izquierda del pueblo”, vuelve a quedar exhibido por su doble discurso. Este domingo, a la salida del Consejo Nacional de Morena, el legislador fue captado abordando una camioneta de lujo, contradiciendo de nuevo el discurso de austeridad y cercanía con el pueblo que tanto pregona.
La dirigencia nacional del PRI difundió en redes sociales el video donde se ve claramente a Noroña subirse a una camioneta Volvo de gama alta, lo que generó críticas por su comportamiento incongruente. “Fernández Noroña habla como si fuera del pueblo, actúa como autoritario... pero le encanta vivir como fifí. Tremenda Volvo del Bienestar”, fue la frase con la que el tricolor acompañó la publicación.
Noroña, lejos de dar explicaciones, respondió con ataques a la oposición, llamándolos “pandilla de ladrones”, una reacción que muestra, una vez más, su intolerancia a la crítica y su estilo autoritario de debatir. Quien dice hablar por el pueblo, se molesta cuando se le señala por disfrutar los privilegios del poder.
No es la primera vez que Noroña cae en contradicciones. Ha defendido sin reservas a los gobiernos de Morena, incluso frente a casos evidentes de opacidad, represión o negligencia. Mientras se presenta como defensor de las causas populares, calla ante abusos de autoridad y se muestra como un aplaudidor incondicional del poder.
Su actuar revela una preocupante tendencia: predicar una cosa y hacer otra. Para quien dice representar la voz de los que menos tienen, resulta ofensivo usar el cargo para beneficiarse y vivir con lujos, mientras la mayoría del país exige respuestas a la inseguridad, la desigualdad y la falta de oportunidades.
Fernández Noroña ha hecho de la confrontación su principal herramienta, pero cada vez es más evidente que su discurso está vacío de coherencia. Autoritario en el debate, ciego ante los errores del gobierno, y cómodo en los lujos del cargo: esa es la verdadera cara de un político que presume ser del pueblo, pero actúa como parte de la élite.