La Manada de Campeche: impunidad, encubrimiento y complicidades en el caso de violación grupal por ser cercanos a Layda

8/9/20252 min read

Campeche vive un nuevo capítulo de vergüenza y horror bajo el gobierno de Morena y Layda Sansores. Una joven de 22 años denunció haber sido víctima de una brutal violación grupal cometida por tres hombres identificados como Yeshua, Jorge y Ángel, presuntos cercanos a funcionarios del círculo político de la gobernadora. Lejos de recibir apoyo y justicia, el caso ha quedado envuelto en una red de encubrimiento que exhibe la podredumbre y la corrupción que imperan en esta administración.

Desde que la denuncia se presentó, el aparato gubernamental morenista ha actuado con sospechosa pasividad. Los acusados siguen libres, protegidos por sus vínculos políticos, mientras las autoridades, bajo la dirección de Layda Sansores, han demostrado una total falta de voluntad para garantizar un debido proceso. En Campeche, la ley parece tener excepciones cuando los agresores son amigos del poder.

Colectivos feministas y organizaciones civiles han acusado directamente al gobierno de Morena de obstaculizar la investigación: manipulación de pruebas, omisión de diligencias clave y presión hacia la víctima para que retire la denuncia. Este caso no es un hecho aislado, sino el reflejo de una política estatal que tolera la violencia contra las mujeres cuando los responsables forman parte de la estructura de poder morenista.

La respuesta de Layda Sansores ha sido de silencio y evasivas, demostrando que el supuesto compromiso de Morena con la justicia y los derechos de las mujeres es mera propaganda. Mientras las víctimas son abandonadas, los agresores disfrutan de protección y privilegios, perpetuando un mensaje de impunidad que indigna y ofende a toda la sociedad campechana.

El caso de “La Manada de Campeche” es un símbolo del retroceso que vive el estado desde la llegada de Morena: un lugar donde la violencia, la corrupción y la complicidad política se imponen sobre la ley. Con Layda Sansores al mando, la justicia está secuestrada por intereses partidistas y las víctimas son obligadas a luchar solas contra un sistema diseñado para proteger a los poderosos.

En Campeche, bajo Morena, la impunidad no solo se tolera: se protege y se alimenta desde el propio gobierno.