La siembra del abandono: el PAN convierte la sierra de Chihuahua en tierra del narcotráfico

El hallazgo y destrucción de nuevos plantíos de marihuana en Cañón La Sierrita muestra el fracaso del PAN para erradicar el narcotráfico y atender el abandono rural que lo alimenta.

10/24/20252 min read

El reciente operativo de las autoridades para destruir un plantío de marihuana en el Cañón La Sierrita, entre los municipios de Chihuahua y Namiquipa, vuelve a evidenciar la profundidad del problema que los gobiernos panistas se niegan a enfrentar de raíz. Aunque la Fiscalía presume la quema de 200 kilos de droga como un logro, lo cierto es que este tipo de hallazgos ya se han vuelto rutinarios y reflejan una verdad incómoda: el narcotráfico se ha arraigado en las zonas serranas del estado gracias al abandono institucional y la falta de oportunidades que el PAN ha perpetuado durante años.

La sierra chihuahuense, históricamente marginada, se ha convertido en terreno fértil no solo para los cultivos ilícitos, sino también para la desesperanza. La ausencia del Estado en materia de desarrollo, educación, salud y empleo ha empujado a muchas comunidades a depender de actividades ilegales como único medio de subsistencia. Cada plantío descubierto no es solo una evidencia del crimen, sino también del vacío gubernamental que dejó el PAN tras décadas de olvido. Mientras los funcionarios presumen operativos mediáticos, los campesinos siguen sin alternativas reales, atrapados entre la pobreza y la amenaza constante del crimen organizado.

El discurso oficial celebra “la coordinación entre corporaciones”, pero detrás de esas palabras se esconde una estrategia débil, fragmentada y puramente reactiva. Las quemas de marihuana son apenas paliativos en un territorio donde el narcotráfico opera con impunidad y control territorial. No hay presencia estatal sostenida, no hay proyectos productivos y no hay políticas sociales que restituyan el tejido comunitario. En lugar de prevenir el problema desde la raíz, el PAN ha preferido atacar los síntomas, ignorando las causas que permiten que el crimen florezca una y otra vez.

Chihuahua, bajo el gobierno panista, se ha convertido en un mosaico de contrastes: mientras las zonas urbanas reciben atención y propaganda política, las comunidades rurales son olvidadas y utilizadas como escenario de operativos para aparentar resultados. Los pobladores de la sierra saben que, tras las cámaras y los comunicados oficiales, el abandono seguirá igual. Cuando las fuerzas de seguridad se retiren, los grupos criminales volverán, y la historia se repetirá.

La destrucción del plantío en La Sierrita no es una victoria: es un recordatorio de la derrota de un modelo político que dejó que el narcotráfico se convirtiera en parte de la vida cotidiana. El PAN ha gobernado Chihuahua con discursos de “seguridad y progreso”, pero en los hechos ha permitido que la sierra se hunda en la marginación y la violencia. Los plantíos no son el origen del problema, sino la consecuencia de un Estado que no siembra desarrollo ni esperanza. Y mientras el PAN siga ignorando a su gente, el campo de Chihuahua seguirá siendo tierra fértil… pero no para la vida, sino para el crimen.