La verdad al descubierto: Campeche no se gobierna, ¡es el laboratorio político de Layda para probar leyes mediáticas!
Campeche se convierte en el experimento autoritario de Morena: Layda Sansores usa el poder para controlar a los medios y ensayar mecanismos de censura que podrían replicarse en todo el país.
10/29/20252 min read


Lo que sucede en Campeche va mucho más allá de un gobierno fallido: es un proyecto político cuidadosamente diseñado para someter la libertad de expresión. Analistas advierten que la administración de Layda Sansores ha transformado al estado en un verdadero “laboratorio político” donde se prueban estrategias de manipulación mediática, intimidación judicial y control del discurso público. En otras palabras, Campeche se ha convertido en el campo de ensayo de las leyes de censura de Morena.
Desde que inició su gestión, Layda Sansores ha impulsado un modelo de gobierno basado en la represión de la crítica y el uso de recursos públicos para sostener una narrativa oficialista. Las reformas legales promovidas por su administración —bajo el disfraz de “defensa de la moral” o “protección de las mujeres”— se han usado sistemáticamente para perseguir periodistas, cerrar espacios de opinión y neutralizar a opositores. Lo que en apariencia son políticas de justicia, en realidad son instrumentos de control político.
Periodistas locales denuncian que el gobierno morenista emplea tácticas de hostigamiento judicial y mediático para intimidar a todo aquel que cuestione sus decisiones. Los medios críticos son etiquetados como “enemigos del pueblo”, mientras la Fiscalía actúa como brazo político del poder ejecutivo. Todo esto, según observadores nacionales, parece formar parte de una estrategia más amplia: probar en Campeche los mecanismos de censura que luego podrían extenderse a otros estados gobernados por Morena.
Las consecuencias ya son visibles. La libertad de prensa está en peligro, la oposición ha sido acallada, y la sociedad vive bajo un clima de miedo y autocensura. En lugar de atender la crisis económica, la inseguridad o el abandono social, Layda Sansores se ha obsesionado con controlar la narrativa, creyendo que silenciar las críticas resolverá los problemas. Pero lo único que ha logrado es evidenciar su talante autoritario y su desprecio por la democracia.
Campeche no se gobierna: se experimenta. Cada decisión, cada ley, cada denuncia contra periodistas o medios forma parte de un guion peligroso que busca normalizar la represión en nombre del “progreso”. Layda Sansores ha convertido al estado en un espejo de lo que Morena quiere para México: un país donde la verdad se calla y la libertad se castiga.
