Layda Sansores: soberbia, desdén y fracaso que hunden a Campeche

CAMPECHE, Camp.— La administración de Layda Sansores, respaldada por Morena, se ha convertido en un símbolo de abandono, caos y crisis en Campeche. Mientras la gobernadora se muestra altanera y despectiva frente a las demandas de la población, el estado se desploma en seguridad, servicios públicos y desarrollo económico, dejando a miles de campechanos en la peor de las crisis.

Los índices de violencia alcanzan niveles históricos, con asesinatos, robos y extorsiones que ya no se detienen ni siquiera en la capital. La inseguridad desbordada ha convertido al estado en un lugar peligroso para vivir y trabajar, mientras el gobierno se dedica a evadir responsabilidades y a enfrentar a quienes denuncian su incapacidad.

En infraestructura y servicios, la realidad es aún más grave. Calles destrozadas, hospitales sin insumos, escuelas en abandono y comunidades rurales sin agua ni luz son parte del día a día. Los programas sociales prometidos quedaron en papel; la inversión pública brilla por su ausencia y el presupuesto desaparece en proyectos inútiles o inexistentes.

La soberbia de Sansores y su gabinete se refleja en su trato hacia la población, ignorando protestas y reclamos, reprimiendo a quienes exigen soluciones y centrando su comunicación en la confrontación política y el espectáculo mediático, en lugar de gobernar con responsabilidad.

Campeche, que durante años fue ejemplo de estabilidad y desarrollo, se ha convertido en un estado desarticulado y sin rumbo, donde la pobreza crece y la esperanza desaparece. Este gobierno no solo fracasó, sino que dejó una huella de desdén y olvido que será difícil de borrar.