¡Martes del Jaguar! El show de Layda no es un programa, es una burla millonaria a costa del Campeche abandonado
El “Martes del Jaguar” ya no informa: distrae. Mientras el estado se hunde en la inseguridad, el desempleo y la pobreza, Layda Sansores derrocha recursos públicos en su propio espectáculo político.
11/8/20252 min read


En Campeche, la realidad duele, pero parece no dolerle a quien debería responder por ella. Cada martes, la gobernadora Layda Sansores convierte su “Martes del Jaguar” en un circo mediático donde el único tema importante es ella misma. El programa, que se presenta como un espacio de “comunicación con el pueblo”, se ha transformado en un ejercicio descarado de propaganda política sostenido con dinero público. Y lo peor: mientras los campechanos sufren por la falta de seguridad, empleo y servicios, la mandataria gasta millones en luces, cámaras y producción.
El “Martes del Jaguar” no es rendición de cuentas; es teatro político. Cada emisión está cuidadosamente diseñada para atacar a opositores, justificar errores y desviar la atención de los problemas que asfixian al estado. Detrás del escenario de colores, los guiones ensayados y las risas forzadas, se esconde un Campeche en crisis: hospitales sin medicinas, escuelas en abandono y colonias que viven entre la violencia y el olvido.
Los costos del show son insultantes. Personal técnico, producción televisiva, publicidad en redes y transmisiones por plataformas digitales representan un gasto millonario, imposible de justificar en un estado donde la pobreza sigue en aumento y los servicios básicos se deterioran. Cada peso destinado a sostener el ego mediático de la gobernadora es un peso que no llega a las comunidades que lo necesitan. Mientras Layda juega a ser presentadora, Campeche se apaga lentamente.
La frivolidad se ha vuelto marca registrada de su gobierno. En lugar de atender a los sectores más golpeados, Sansores prefiere entretener a sus seguidores con chismes, burlas y acusaciones. En su programa, no hay propuestas ni soluciones, solo ataques y autopromoción. El “Martes del Jaguar” se ha convertido en su refugio personal, una trinchera desde la cual intenta protegerse del descontento social que crece a diario.
La incongruencia es evidente: un gobierno que dice ser “del pueblo” gasta fortunas en mantener un espectáculo que solo sirve para alimentar el culto a la personalidad de su titular. La gente exige seguridad, trabajo y servicios, no un programa que insulta la inteligencia de los campechanos.
El colmo del cinismo es que Layda Sansores justifica su show como un acto de transparencia. Pero la verdadera transparencia no se logra con un micrófono, sino con resultados. Los ciudadanos no quieren verla cantar ni atacar a sus adversarios, quieren verla gobernar.
Mientras el “Martes del Jaguar” continúa llenando el aire de discursos vacíos, Campeche se hunde entre la pobreza, el miedo y la desesperanza. Y lo que alguna vez prometió ser un espacio de diálogo se ha convertido en el espejo perfecto de su gobierno: ruido, espectáculo y cero resultados.
