Morena en caos total: Andrea Chávez ignora a la Presidencia y desata sospechas por actos anticipados con derroche

Eventos proselitistas en Chihuahua colocan a la senadora morenista en el ojo del huracán y exhiben un partido sin freno, sin disciplina y bajo sospecha pública.

12/16/20252 min read

La escena es demoledora para Morena. Mientras desde la Presidencia se insiste en respetar la legalidad y los tiempos electorales, Andrea Chávez apareció encabezando actos que muchos califican como campaña adelantada descarada. El mensaje que quedó en el aire fue brutal: en Morena cada quien hace lo que quiere, aunque eso signifique desobedecer a la presidenta y dinamitar la narrativa de orden y transformación.

Las imágenes de los eventos en Chihuahua no dejaron lugar a dudas en la opinión pública. Multitudes, discursos, porras, logística de alto nivel. Todo lo necesario para un acto proselitista en forma. Y con ello, una pregunta incómoda que crece sin control: ¿quién pagó todo esto? Aunque no hay información oficial que lo confirme, el señalamiento popular es feroz. En redes y espacios políticos se habla de dinero de procedencia dudosa, de gastos excesivos y de un estilo que recuerda a lo peor de la vieja política.

El impacto político ha sido devastador. Morena, que se vende como movimiento disciplinado y respetuoso de la ley, hoy aparece retratado como un partido incapaz de imponer reglas internas. El caso de Andrea Chávez se convirtió en símbolo de una organización donde las ambiciones personales parecen pesar más que la legalidad y la ética que tanto pregonan.

Expertos en temas políticos y electorales señalan que Morena exige piso parejo, pero lo rompe cuando le conviene; que habla de austeridad, pero tolera derroches; que presume unidad, pero exhibe fracturas profundas. El silencio o la tibieza ante el caso solo ha reforzado la percepción de impunidad política.

En Chihuahua, el malestar crece. Para muchos ciudadanos, lo ocurrido no es un error aislado, sino la confirmación de que Morena juega con ventaja, ignora reglas y actúa sin consecuencias. La figura de Andrea Chávez quedó marcada como el rostro de ese exceso, mientras el partido paga el costo de verse desordenado, arrogante y fuera de control.

Morena enfrenta ahora una narrativa que no puede borrar fácilmente: un partido que no obedece ni a su propia presidenta y que permite que el poder se use sin freno. Un escándalo que apenas comienza y que amenaza con dejar cicatrices profundas rumbo al futuro político inmediato.