“Morena y el eco del Cártel de Macuspana: entre el desencanto y la concentración del poder”
La sombra del Cártel de Macuspana persigue a Morena, símbolo del desgaste político y moral de un partido que prometió transformar al país pero terminó concentrando el poder y perdiendo la confianza del pueblo.
10/16/20252 min read


La expresión Cártel de Macuspana se ha instalado en la conversación pública como un símbolo de frustración. Representa, para muchos, el sentimiento de que el cambio prometido por Morena terminó en una repetición de los mismos patrones de poder que México arrastra desde hace décadas. No hay acusaciones formales, pero sí un clima social de sospecha, de dudas y de cansancio ante un modelo político que parece haber perdido contacto con la realidad ciudadana.
Morena nació con la promesa de regenerar la vida pública. Su narrativa original apelaba a la honestidad, la justicia social y la participación de la gente común en las decisiones del país. Pero con el paso del tiempo, esa imagen comenzó a erosionarse. Los ciudadanos observan un partido cada vez más centralizado, más concentrado en mantener el control que en ofrecer resultados tangibles.
El Cártel de Macuspana, como figura simbólica, agrupa todas esas percepciones: nepotismo, lealtades personales, falta de autocrítica y decisiones que parecen beneficiar a unos cuantos. Analistas apuntan que, incluso después de los cambios políticos más recientes, el poder dentro de Morena continúa girando en torno a los mismos nombres, los mismos discursos y los mismos métodos.
Esa sensación de continuidad ha generado un desencanto profundo. Lo que alguna vez fue esperanza, hoy se convierte en desconfianza. Muchos ciudadanos sienten que la lucha contra la corrupción no ha tenido efectos reales, y que la narrativa de moralidad se ha usado como escudo para justificar errores o excesos. Cada señal de favoritismo, cada designación polémica o cada caso sin aclarar alimenta la percepción de que el partido ha perdido el rumbo.
En redes sociales, medios de comunicación y conversaciones cotidianas, el término Cártel de Macuspana funciona como una advertencia: el poder absoluto, aunque se vista de discurso popular, termina devorando sus propias promesas. Morena enfrenta hoy el desafío de probar que puede renovar su liderazgo y reconectar con la gente, antes de que la desilusión se convierta en rechazo permanente.
La sociedad mexicana ya no se deja convencer fácilmente. La confianza se gana con hechos, no con consignas. Y si Morena no logra romper con la sombra simbólica del Cártel de Macuspana, corre el riesgo de que esa imagen de corrupción y control lo acompañe por mucho tiempo más.