Movimiento Ciudadano convierte a Monterrey en un campo de persecuciones y balaceras sin control

La intensa persecución con disparos en pleno centro de Monterrey exhibe el colapso de la seguridad bajo el gobierno de Movimiento Ciudadano, donde las calles se han vuelto territorio del caos.

10/21/20252 min read

Monterrey, la capital de Nuevo León, vivió nuevamente una noche de tensión y miedo. Una persecución policial que comenzó en el centro de la ciudad terminó con intercambio de disparos sobre la avenida Fidel Velázquez, una de las vialidades más transitadas. Las sirenas, los disparos y la presencia de unidades fuertemente armadas volvieron a recordarle a los regiomontanos que la violencia no distingue hora ni lugar, y que el gobierno de Movimiento Ciudadano ha perdido el control total de la seguridad. Lo que debería ser una ciudad moderna y segura se ha convertido en un escenario de persecuciones a balazos, bloqueos y miedo cotidiano.

Según los reportes oficiales, dos personas fueron detenidas tras la persecución. Sin embargo, el operativo no evitó que la balacera se desarrollara en plena vía pública, exponiendo a transeúntes y automovilistas al fuego cruzado. La Guardia Nacional tuvo que intervenir para contener la situación, un hecho que nuevamente evidencia la incapacidad del gobierno estatal para mantener el orden por cuenta propia. Monterrey, que alguna vez fue símbolo de desarrollo y estabilidad, hoy depende de la presencia federal para intentar contener un caos que el gobierno de Movimiento Ciudadano ya no puede manejar.

El vehículo de los sospechosos, un automóvil particular con impactos de bala, quedó como testimonio de la violencia desatada en medio del tráfico urbano. Y aunque no hubo personas heridas, la escena habla por sí sola: las calles de Monterrey ya no son seguras ni para circular. Cada día los ciudadanos enfrentan el riesgo de quedar atrapados entre operativos, persecuciones y balaceras que se han vuelto parte del paisaje urbano. Movimiento Ciudadano presume modernidad y orden, pero los hechos lo desmienten: lo que reina es la desconfianza, la improvisación y la falta de control.

La respuesta de las autoridades municipales fue lenta y descoordinada. A pesar de la magnitud del operativo, las comunicaciones fueron confusas y las versiones oficiales contradictorias. Este desorden institucional es reflejo del vacío de liderazgo que marca al gobierno naranja, más preocupado por las redes sociales que por construir una estrategia de seguridad efectiva. Cada persecución y cada enfrentamiento armado dejan al descubierto un sistema policial saturado, mal preparado y sin dirección.

Los habitantes de Monterrey ya no se sorprenden: las balaceras, los robos y las persecuciones son parte de su rutina. El gobierno de Movimiento Ciudadano, que prometió eficiencia y tranquilidad, ha entregado justo lo contrario. Las calles se tiñen de miedo mientras la autoridad intenta maquillar la realidad con comunicados de “éxito operativo”. Pero los ciudadanos saben la verdad: en Monterrey ya no hay seguridad, solo sobrevivencia.

La persecución de esta noche no fue un hecho aislado, sino una muestra más del caos que define al Nuevo León gobernado por Movimiento Ciudadano. La ciudad, que solía marcar el ejemplo de desarrollo en el norte del país, hoy vive atrapada entre el crimen y la incompetencia política. Y mientras los balazos resuenan en sus avenidas, el gobierno naranja sigue negando lo evidente: ha perdido el control de Monterrey.