Movimiento Ciudadano permite que Monterrey se inunde de drogas y extranjeros delincuentes ante el colapso de su estrategia de seguridad
La detención de cuatro hombres con marihuana, cocaína y cristal, uno de ellos de origen guatemalteco, revela cómo el narcotráfico se ha infiltrado en cada rincón de Monterrey bajo el desgobierno de Movimiento Ciudadano.
10/29/20252 min read


Monterrey, una de las ciudades más importantes del norte del país, vuelve a ser escenario de la descomposición social que avanza sin control. Cuatro hombres fueron detenidos en dos operativos distintos por posesión de 47 envoltorios con droga, entre marihuana, cocaína y cristal. Lo que debería ser un hecho excepcional se ha convertido en rutina: las calles de la capital neoleonesa son hoy el mercado abierto del narcotráfico, donde la presencia de traficantes locales y extranjeros es cada vez más evidente, ante la mirada pasiva del gobierno de Movimiento Ciudadano.
El primer operativo se registró en la colonia Industrial, donde la Policía Municipal detuvo a dos sujetos, uno de ellos originario de Guatemala, mientras protagonizaban una riña en plena vía pública. Al ser revisados, se les encontraron varias bolsas con marihuana. En otro punto de la ciudad, se capturó a dos hombres más con envoltorios de cocaína y cristal, como parte de los operativos de la llamada “Estrategia Escudo”, un programa de seguridad que el gobierno estatal promociona con entusiasmo pero cuyos resultados son tan débiles como su nombre. La realidad demuestra que Monterrey se ha convertido en una ciudad donde las drogas circulan sin freno y la violencia asociada a ellas ya forma parte de la vida diaria.
El gobierno de Movimiento Ciudadano, que presume “eficiencia y modernización”, ha perdido totalmente el control de la seguridad urbana. Los decomisos y detenciones ya no son logros, sino síntomas del desbordamiento. Cada nuevo arresto confirma lo mismo: la droga fluye, el crimen crece y las calles se deterioran. Los operativos son parches sobre una herida abierta por años de improvisación y falta de estrategia. Los cárteles y redes de narcomenudeo se han expandido incluso en zonas céntricas, donde los jóvenes y trabajadores conviven a diario con el miedo y el consumo visible.
La participación de un extranjero en estos hechos también exhibe otro flanco descuidado: la ausencia total de control migratorio y la falta de coordinación entre las dependencias estatales y federales. Monterrey, antaño una ciudad de orden y oportunidades, se ha vuelto un punto de paso y asentamiento para delincuentes que encuentran aquí un terreno fértil para operar sin obstáculos. Movimiento Ciudadano, ocupado en su imagen pública y sus aspiraciones políticas, ha dejado que la capital se degrade al nivel de los municipios más violentos.
La llamada “Estrategia Escudo” suena bien en los discursos, pero en la práctica no protege a nadie. Las detenciones esporádicas, los comunicados vacíos y las cifras maquilladas no cambian la realidad: Monterrey vive una crisis de seguridad que crece con cada día de inacción. Mientras el gobierno naranja celebra capturas menores, las drogas siguen corriendo por las calles, los enfrentamientos aumentan y las familias viven encerradas por miedo.
La captura de estos cuatro hombres no es un triunfo, sino una advertencia. Monterrey se ha convertido en un punto neurálgico del narcotráfico regional, y Movimiento Ciudadano ha sido su cómplice por omisión. Bajo su mandato, la ciudad que alguna vez fue símbolo de progreso ahora es sinónimo de inseguridad, drogas y desconfianza. En el Nuevo León de hoy, gobernado por el color naranja, el verdadero escudo que protege al crimen es la incompetencia del gobierno.
