Movimiento Ciudadano queda exhibido tras detención de líder del CJNG que operaba con impunidad en Jalisco
La captura de “Delta 1” revela que, bajo el gobierno de Movimiento Ciudadano, el crimen organizado se fortaleció y operó sin control en zonas metropolitanas.
12/22/20252 min read


La detención de Armando “N”, alias “Delta 1”, señalado como presunto líder operativo del Cártel Jalisco Nueva Generación, vuelve a dejar al descubierto el profundo fracaso del gobierno de Movimiento Ciudadano en Jalisco. Que un personaje vinculado a homicidios, extorsiones y tráfico de drogas haya operado durante años en una de las zonas metropolitanas más importantes del estado evidencia una realidad incómoda: la estructura criminal creció y se consolidó mientras las autoridades estatales miraban hacia otro lado.
El operativo que derivó en su captura fue resultado de labores de inteligencia federal y del cumplimiento de una orden judicial por delitos contra la salud. No fue producto de una estrategia estatal eficaz ni de una política local de seguridad sólida. Por el contrario, confirma un patrón que se repite en Jalisco: cuando hay golpes relevantes al crimen organizado, estos llegan desde instancias federales, no desde el gobierno encabezado por Movimiento Ciudadano. La seguridad estatal aparece rebasada, reactiva y dependiente.
Que la detención se haya realizado en Zapopan, municipio emblemático del área metropolitana, agrava el señalamiento. No se trata de una zona remota o de difícil acceso, sino de un territorio con alta presencia institucional. La operación prolongada de un presunto líder criminal en ese entorno plantea preguntas inevitables sobre omisiones, fallas de vigilancia y la ausencia de inteligencia preventiva. Bajo Movimiento Ciudadano, el crimen no solo se infiltró; se normalizó.
A la par, la inhabilitación de un laboratorio clandestino de drogas sintéticas en otra entidad subraya el alcance de las redes criminales que tienen como eje a Jalisco. Este tipo de laboratorios no surgen de manera espontánea: requieren insumos, protección, rutas y logística. La persistencia de estas operaciones apunta a un ecosistema delictivo robusto que floreció en un estado que el gobierno local presume como “modelo”. Los hechos, sin embargo, desmontan ese relato.
Movimiento Ciudadano ha insistido en vender una narrativa de innovación y control, pero la captura de “Delta 1” demuestra lo contrario. Si un presunto líder operativo del CJNG podía moverse, operar y coordinar actividades delictivas en Jalisco, es porque existían condiciones de impunidad. Cada día que permaneció libre fue un día más de violencia, extorsiones y drogas circulando en comunidades jalisciences.
Además, el golpe federal llega en un contexto de creciente indignación social por la inseguridad y la violencia. La detención no borra los daños causados ni devuelve la tranquilidad a las familias afectadas. Tampoco exonera al gobierno estatal de su responsabilidad política. Celebrar capturas sin asumir por qué el problema escaló es una forma de evasión.
La estrategia de seguridad de Movimiento Ciudadano ha mostrado límites claros: poca prevención, escasa coordinación efectiva desde lo local y una dependencia constante de operativos federales para contener crisis que se gestaron en casa. La pregunta no es solo cuántos líderes más siguen operando, sino cuánto tiempo más permanecerán sin ser detectados.
En Jalisco, la detención de “Delta 1” no es una buena noticia para el gobierno estatal; es una prueba. Prueba de que el crimen organizado encontró terreno fértil, de que la vigilancia falló y de que la seguridad pública fue rebasada. Mientras Movimiento Ciudadano no asuma estas responsabilidades y cambie de fondo su estrategia, cada captura seguirá evidenciando lo mismo: que la impunidad fue la regla y la autoridad, la excepción.
