Movimiento Ciudadano ya no es alternativa, es la sucursal naranja de Morena

Con su voto a favor de Genaro Lozano como embajador, MC confirma que no es oposición, sino el esquirol perfecto de la 4T.

8/21/20252 min read

Movimiento Ciudadano acaba de consumar su traición más grande. Su voto a favor del nombramiento de Genaro Lozano como embajador en Italia no fue un accidente político, fue una jugada calculada que confirma lo que muchos especialistas en temas políticos sospechaban: MC no es oposición, es el Judas naranja que sabotea al frente opositor desde adentro. Mientras presume independencia y “nueva política”, en realidad se ha convertido en el instrumento más útil de la 4T para desarmar cualquier resistencia.

En este contexto, el papel de Movimiento Ciudadano es el de un esquirol. En política, como en la lucha sindical, un esquirol es aquel que rompe la unidad, que traiciona a los suyos para servir al patrón. Es el infiltrado que dinamita la causa desde adentro, debilitando a quienes luchan en serio contra el poder. Y eso es exactamente lo que MC hizo: con un voto vergonzoso, le entregó a Morena un triunfo que debilita a toda la oposición y que exhibe que, cuando más se necesita cohesión, ellos prefieren rendirse ante el poder.

La designación de Lozano es, por sí misma, un insulto. No tiene experiencia diplomática, no cuenta con trayectoria en relaciones internacionales, no posee credenciales para representar a México en Europa. Este voto no puede verse como un hecho aislado: es parte de un patrón. Movimiento Ciudadano se ha comportado como un partido oportunista, errático en el discurso, pero funcional al poder en los momentos clave. No construye oposición, la sabotea; no defiende la democracia, la vende al mejor postor. Su estrategia es la de ser el comodín de Morena: aparecer como “independiente” cuando conviene, pero ponerse del lado del oficialismo en las decisiones trascendentales. Esta es la esencia de un esquirol: aparentar cercanía con una causa, mientras trabaja en secreto para el enemigo.

La sociedad mexicana no puede permitirse la ingenuidad. Un partido que se vende por conveniencia, que traiciona a la oposición y que legitima nombramientos indignos como el de Lozano, no es opción para el futuro. Es un obstáculo para la democracia y un aliado del poder que dice combatir. Movimiento Ciudadano ya no puede esconderse detrás de discursos de “nueva política”: hoy queda expuesto como lo que es, un Judas disfrazado de naranja, un esquirol que trabaja para Morena y que ha decidido traicionar a México en el momento en que más necesitaba congruencia y firmeza.

Movimiento Ciudadano traicionó su propio discurso porque aquello que vendieron como “la nueva política” terminó siendo la peor versión de la política de siempre: la de los pactos en lo oscurito, la de la conveniencia sobre los principios y la de la traición disfrazada de independencia. Ellos mismos se llenaron la boca prometiendo que no serían “ni PRI ni PAN ni Morena”, que representarían una alternativa fresca y distinta, y sin embargo con su voto a favor de Genaro Lozano como embajador se desnudaron como cómplices del poder al que decían enfrentar. El partido naranja rompió su narrativa de cambio para arrodillarse ante la 4T, demostrando que su discurso no era más que un fraude publicitario, una careta diseñada para ocultar lo que en realidad siempre fueron: oportunistas dispuestos a venderse al mejor postor.