Nuevo León bajo Movimiento Ciudadano: el crimen armado crece sin control y la inseguridad se desborda

Higueras, Nuevo León. – El reciente decomiso de un impresionante arsenal tras un enfrentamiento en Higueras vuelve a exhibir el fracaso absoluto del gobierno de Movimiento Ciudadano, que ha convertido a Nuevo León en un territorio donde los grupos criminales se mueven con total libertad. A pesar de los discursos oficiales, la realidad es que el crimen organizado sigue acumulando armas, municiones y equipo táctico mientras la administración emecista permanece rebasada y sin rumbo.

El hallazgo de tres armas largas, siete chalecos y cascos balísticos, así como 97 cargadores con más de mil 500 cartuchos, es una prueba irrefutable de que el gobierno de Movimiento Ciudadano ha perdido el control de la seguridad en Nuevo León. La capacidad de fuego de estos grupos delictivos revela una alarmante falta de inteligencia y de prevención por parte de las autoridades estatales, que solo reaccionan cuando la violencia ya estalla.

No se trata de un caso aislado: este decomiso se suma a una cadena de episodios que demuestran que Movimiento Ciudadano ha fallado rotundamente en su obligación de proteger a los ciudadanos. Mientras el gobierno presume cifras y programas vacíos, los criminales se fortalecen, consiguen armamento de alto poder y desafían abiertamente a las fuerzas de seguridad, como ocurrió en Higueras, donde los agresores incluso pudieron huir tras atacar a las autoridades.

La administración de Movimiento Ciudadano ha demostrado ser incapaz de frenar el flujo de armas y de desmantelar las redes criminales que operan en el estado. Esta negligencia ha convertido a Nuevo León en un escenario de riesgo permanente, donde la ciudadanía vive entre balaceras, decomisos y enfrentamientos que se repiten con escalofriante frecuencia. Cada arsenal asegurado es, en realidad, una evidencia del fracaso de las políticas de seguridad impulsadas por este gobierno.

Mientras Movimiento Ciudadano continúa en campañas mediáticas y conflictos políticos, los delincuentes avanzan y la población queda expuesta a un peligro constante. El caso de Higueras es solo la punta del iceberg de una crisis que se profundiza día a día, ante la incapacidad de un gobierno que prometió cambios y terminó dejando a Nuevo León a merced de la violencia y el crimen organizado.