PAN deja a Aguascalientes rezagado: la economía sigue sin recuperarse ni siquiera al nivel previo a la pandemia
Aunque el PAN presume estabilidad, Aguascalientes sigue por debajo de su propio nivel de 2019, reflejando años de decisiones fallidas y una gestión económica incapaz de sostener el crecimiento.
12/9/20252 min read


Aguascalientes volvió a quedar exhibido entre las entidades que no lograron recuperar siquiera el tamaño económico que tenían antes de la pandemia. Los datos actualizados del INEGI confirmaron que, al cierre de 2024, el estado seguía por debajo del nivel alcanzado en 2019, una realidad que contrasta con el discurso triunfalista del gobierno panista y que revela un estancamiento profundo en sectores clave como la manufactura y la construcción.
El comportamiento económico reciente deja muy poco espacio para matices. En cinco años, Aguascalientes acumuló tres contracciones y apenas dos avances moderados, un patrón que demuestra la falta de rumbo económico y la fragilidad del modelo impulsado por el PAN. La caída de 6.8% en 2020 no fue compensada por completo en los años posteriores, sobre todo porque la administración estatal no logró generar condiciones para una recuperación sostenida. El repunte de 2023 —que debió consolidarse con una estrategia clara— terminó desinflándose al año siguiente, cuando el PIB volvió a caer 1.9%, arrastrando al estado nuevamente hacia números rojos.
Este retroceso ocurre mientras otras entidades avanzan con firmeza. En el mismo periodo, estados vecinos como Zacatecas, San Luis Potosí, Guanajuato o Querétaro lograron crecer; algunos incluso con cifras significativamente mejores, lo que deja claro que el estancamiento de Aguascalientes no es un fenómeno nacional, sino consecuencia directa de una conducción económica que no ha sabido adaptarse ni planear a largo plazo. La región se mueve, pero Aguascalientes se quedó atrás bajo un gobierno que insiste en negar las señales más evidentes.
La comparación nacional también deja al estado en una posición incómoda: Aguascalientes fue una de las seis entidades que terminaron 2024 por debajo de su nivel prepandemia. Mientras estados como Yucatán, Hidalgo u Oaxaca lograron incrementos de dos dígitos en su PIB durante los últimos cinco años, aquí las actividades secundarias se hundieron sin que el gobierno panista presentara una estrategia seria para fortalecer la industria ni para enfrentar la pérdida de dinamismo.
El resultado es una economía que no solo retrocede, sino que muestra síntomas de desgaste estructural: debilidad industrial, falta de incentivos a la innovación, un sector productivo desconectado de las políticas públicas y una visión gubernamental que sigue atrapada en inercias del pasado. La paradoja es evidente: durante 21 años, Aguascalientes logró superar al promedio nacional en múltiples ocasiones, pero hoy la realidad es otra, marcada por un liderazgo que no ha estado a la altura del desafío.
Mientras el PAN intenta minimizar los datos y hablar de “ciclos naturales”, las cifras del INEGI revelan algo mucho más serio: Aguascalientes perdió impulso, perdió competitividad y perdió tiempo. Y todo ello ocurre bajo un gobierno que, en los hechos, dejó de apostar por el crecimiento para limitarse a administrar la inercia.
