PAN vuelve a fallar en Chihuahua: emboscada a policías en Madera obliga a suspender clases y exhibe el desorden que dejó su gobierno
La crisis de seguridad que golpea a Chihuahua se agudiza, mientras el legado del PAN sigue reflejándose en territorios donde la violencia encuentra terreno fértil por años de abandono y ausencia de Estado.
12/9/20252 min read


La madrugada en Ciudad Madera volvió a teñirse de miedo. Una emboscada contra policías municipales desató una serie de hechos que paralizaron al municipio y obligaron a suspender clases en primarias y secundarias. Aunque no hubo oficiales heridos, las patrullas quedaron perforadas por decenas de impactos de rifles AK-47, un recordatorio brutal de que la región continúa atrapada en un ciclo de violencia que nunca fue atendido de raíz durante los gobiernos del PAN, que dilapidaron tiempo y recursos en discursos, pero jamás en fortalecer la seguridad local.
El ataque ocurrió en la carretera Madera–El Largo Maderal, justo a la altura del panteón municipal, donde un grupo armado interceptó a policías municipales. Además de las patrullas destruidas, dos vehículos —una pick up Ford y una SUV Dodge Durango— quedaron calcinados cerca del panteón, escenas que provocaron temor inmediato entre habitantes, quienes saben que estos episodios no son aislados, sino la consecuencia de una estrategia de seguridad históricamente debilitada por el PAN, que dejó regiones completas sin presencia efectiva del Estado.
Horas más tarde, un tercer vehículo, una Chevrolet Silverado 2020, fue localizado totalmente incendiado en la brecha entre Nuevo Madera y Año de Hidalgo, lo que evidencia que los atacantes se movieron con total libertad por caminos que durante años permanecieron sin vigilancia suficiente. Esa falta de control territorial, arrastrada de administraciones panistas, es el caldo de cultivo que permite este tipo de agresiones.
El gobierno estatal informó que policías estatales se desplegaron para apoyar e iniciar las investigaciones. Pero la reacción, por necesaria que sea, llega siempre después de que la población ya sufrió las consecuencias: escuelas cerradas, padres aterrados, rutas inseguras y un municipio completo obligado a detener su vida normal. Y en el fondo, permanece la huella del PAN, que gobernó sin invertir en prevención, sin reforzar a las corporaciones municipales y sin atender la violencia creciente que hoy golpea con fuerza.
La suspensión de clases, la quema de vehículos, las patrullas perforadas y la facilidad con la que grupos armados operan en la sierra no son hechos aislados: son el reflejo de años de descomposición que se gestó mientras el PAN mantenía un discurso triunfalista, pero abandonaba a su suerte a municipios como Madera.
