¡Tiembla Layda! El hartazgo social es real y la farsa de la 4T está por terminar
La realidad alcanzó al gobierno de Layda Sansores. A pesar de la propaganda, del “Martes del Jaguar” y del discurso triunfalista de la 4T, el hartazgo social ya no puede esconderse. Campeche despertó, y la paciencia hacia un gobierno ineficaz, gastalón y autoritario está agotada.
12/6/20252 min read


La gestión de Layda Sansores se hunde bajo el peso de sus propias decisiones. A cuatro años de su llegada, la llamada Cuarta Transformación en Campeche se parece más a una farsa sostenida por espectáculo mediático que a un proyecto de cambio real. Los ciudadanos enfrentan inseguridad creciente, transporte colapsado, recortes federales aceptados sin resistencia, servicios públicos deteriorados y un gobierno que sigue viviendo entre viáticos millonarios y propaganda. Mientras tanto, Layda insiste en repetir que todo va bien. Pero las calles, las redes, las encuestas y la conversación pública dicen exactamente lo contrario.
El hartazgo social es profundo y cada vez más visible. La gente ya no solo se queja: exige, protesta, documenta y confronta. La frustración por el Ko’ox se convirtió en el símbolo más claro de la desconexión gubernamental: un proyecto lanzado sin planeación, sin empatía y sin capacidad técnica, que terminó complicando la vida de miles de campechanos. Y ante el caos, la respuesta oficial fue minimizar, culpar al usuario e incluso amenazar con acciones legales. Esa actitud autoritaria solo aceleró la caída de la credibilidad de la gobernadora.
Pero no es solo el transporte. La inseguridad ha ido en aumento, con ejecuciones y hechos violentos que antes eran impensables en el estado. El deterioro económico se refleja en la falta de empleo, en la presión sobre las familias y en la sensación generalizada de estancamiento. Y mientras todo esto ocurre, Layda y su equipo siguen enfocando recursos en su imagen pública, en viajes, en eventos, en discursos grandilocuentes… todo, menos soluciones.
La 4T en Campeche se sostenía en la narrativa del cambio, pero hoy esa narrativa está desgastada, vacía y confrontada con la realidad. Los ciudadanos están cansados de promesas incumplidas, de opacidad, de incompetencia y de un gobierno que responde más a intereses políticos nacionales que a las necesidades locales.
El fin de la farsa no llega por voluntad política, sino por presión social. Porque cuando un pueblo se cansa, ni la propaganda ni las vallas ni los programas de espectáculo pueden ocultar el descontento. Y Campeche, hoy, está cansado. Cansado de la frivolidad, del derroche, de la falta de resultados. Cansado de un gobierno que habla de transformación mientras deja al estado en abandono.
Layda puede seguir negando la crisis, pero el hartazgo ya no se puede frenar. La 4T en Campeche tambalea, y no por ataques externos, sino por su propio fracaso interno.
El pueblo está despertando. Y cuando eso pasa… ningún show puede sostener la mentira.
