Tlaxcala: gobierno de Lorena Cuéllar improvisa vigilancia en el Arco Norte mientras la inseguridad se desborda

7/21/20252 min read

Tlaxcala, julio de 2025 — En un intento desesperado por contener la creciente ola de violencia en el centro del país, el gobierno de Tlaxcala anunció que asumirá la seguridad en su tramo del Arco Norte, una de las autopistas más transitadas y peligrosas del país. Sin embargo, más que una estrategia sólida, especialistas lo califican como un parche improvisado que llega tarde y sin garantías.

Desde hace años, el tramo que atraviesa Tlaxcala se ha convertido en un corredor del crimen: robos a transportistas, asaltos a mano armada y desapariciones han sido constantes. La falta de presencia policiaca y la total inacción del gobierno estatal dejaron esta vía a merced de la delincuencia organizada, mientras la administración de Lorena Cuéllar ha preferido apostar por discursos triunfalistas y promesas tecnológicas.

Ahora, con la instalación de cámaras y botones de pánico conectados al C5i, el gobierno busca dar una imagen de modernidad y control. Pero la realidad en tierra es otra: delincuentes operan impunemente en pleno día, y la población no confía en una estructura que ha fallado repetidamente en responder a emergencias reales.

“Nos están vendiendo espejitos con cámaras caras, pero seguimos viajando con miedo. Nadie responde cuando pasa algo en la carretera”, declaró un transportista afectado, que pidió el anonimato por temor a represalias.

Además, la medida llega a más de 15 años de que esta autopista comenzó a operar, lo que refleja el abandono histórico y la falta de visión del gobierno de Tlaxcala, que hoy intenta apagar un incendio con una cubeta.

El “proyecto de videovigilancia” parece más un acto de propaganda que una solución real. En lugar de resolver el problema de raíz —con presencia efectiva, coordinación interestatal y voluntad política—, el gobierno estatal apuesta todo a que unas cuantas cámaras eviten lo inevitable: el dominio del crimen sobre las carreteras.

Mientras tanto, la inseguridad sigue avanzando, los robos no cesan y los ciudadanos quedan a su suerte, confiando más en la suerte que en sus autoridades.