Trump 2.0 y la Revolución Corporativa: Los Desafíos de la Era "Woke" y el Sector Privado
Donald Trump criticó a Bank of America por sus políticas de diversidad e inclusión. Esto refleja un cambio en la política republicana, que ahora presiona a las empresas para que se alineen con valores conservadores, desafiando las políticas de diversidad. Las empresas deben decidir si seguir las presiones políticas o mantener sus compromisos con la inclusión.
1/26/20253 min read


Davos, Suiza – Enero 2025
Durante la última edición del Foro Económico Mundial en Davos, los líderes empresariales y ejecutivos de todo el mundo se vieron sorprendidos por un mensaje directo de Donald Trump, el presidente de EE.UU. que, con un estilo característico, utilizó su intervención para criticar abiertamente al sector privado y, en particular, a grandes instituciones financieras como el Bank of America. Este momento, aparentemente casual, se convirtió en una clara señal de los desafíos que enfrentarán las empresas en la próxima era de gobierno bajo el liderazgo de Trump, quien parece haber dado un giro a la política económica tradicional del Partido Republicano.
En el centro del debate se encontraba Brian Moynihan, CEO de Bank of America, a quien Trump dirigió una dura reprimenda. El presidente acusó a Moynihan y a otros grandes prestamistas como JPMorgan Chase de "desbancarizar" a grupos conservadores y religiosos, un tema que ha resonado en ciertos círculos de la derecha estadounidense. Esta acusación, que ha sido rechazada rotundamente por las entidades involucradas, representa la creciente frustración en la derecha sobre lo que perciben como una agenda de izquierda en el mundo corporativo, particularmente en lo referente a las políticas de diversidad, equidad e inclusión (DEI).
El presidente no solo subrayó sus acusaciones, sino que utilizó este incidente como una advertencia a todos los ejecutivos presentes en Davos, instándolos a reconsiderar su enfoque hacia las políticas corporativas relacionadas con la diversidad y la inclusión. "Ha hecho un trabajo fantástico, pero espero que empiece a abrir su banco a los conservadores", comentó Trump, sugiriendo que aquellos que no sigan esta línea podrían enfrentar repercusiones políticas. Este tipo de intervención refleja un giro en la filosofía económica republicana, que históricamente había abogado por un enfoque de laissez-faire, sin interferencias del gobierno en los asuntos corporativos.
Este incidente también se inscribe en una tendencia más amplia que ha ganado fuerza en los últimos años. El ascenso de Trump a la presidencia marcó un punto de inflexión en la relación entre el gobierno y las grandes corporaciones, especialmente en lo que respecta a sus políticas de inclusión y sus vínculos con grupos activistas progresistas. La controversia con marcas como Bud Light, que en 2023 sufrió una caída de ventas debido a su campaña con la influencer transgénero Dylan Mulvaney, es solo un ejemplo de cómo las políticas corporativas relacionadas con la diversidad han generado un feroz debate en la opinión pública.
El gobierno de Trump ha respondido con medidas más concretas, como la firma de decretos que limitan los programas federales de DEI y ordenan investigaciones sobre empresas cotizadas que implementan políticas consideradas "woke". La reacción a estas medidas ha sido diversa. Mientras algunas grandes empresas, como Costco y Apple, se han mostrado resistentes a ceder ante las presiones conservadoras, otras compañías han optado por ajustar sus políticas para evitar enfrentamientos, reflejando una clara división dentro del sector privado.
Para muchos, el dilema central será cómo equilibrar las demandas de sus accionistas y la presión política creciente que exige un alineamiento con los valores conservadores promovidos por Trump. El futuro de las políticas corporativas de DEI y su relación con la administración Trump se vislumbra como un tema candente en los próximos años, con repercusiones que podrían redefinir el panorama empresarial estadounidense.
En este contexto, las empresas deberán decidir si ceden a las demandas políticas del presidente, arriesgando su imagen ante los consumidores más progresistas, o si se mantienen firmes en su compromiso con la diversidad y la inclusión, a pesar de la creciente presión en contra. Sin lugar a dudas, la era Trump 2.0 está marcando el inicio de un nuevo paradigma, en el que los intereses políticos y las estrategias empresariales se entrelazan de maneras cada vez más complejas.