¡Vendida! Layda se rinde ante la Federación y avala el castigo presupuestal a Campeche 2026: ineptitud y complacencia
Mientras Campeche grita auxilio por falta de recursos, Layda Sansores elige callar, obedecer y aplaudir los recortes federales que desangran al estado. Una capitulación vergonzosa que exhibe su falta de liderazgo y su lealtad absoluta al poder central, no a los campechanos.
11/20/20252 min read


La aprobación del presupuesto federal 2026 dejó al descubierto, una vez más, la incapacidad y la docilidad política de la gobernadora Layda Sansores. En lugar de defender a Campeche frente a un castigo presupuestal brutal, la mandataria optó por alinearse con la Federación, respaldando silenciosamente recortes que comprometen la seguridad, la salud, la educación y el desarrollo del estado.
Los campechanos enfrentarán menos dinero para hospitales, menos presupuesto para medicamentos, menos personal médico y menos capacidad de respuesta. También sufrirán recortes en infraestructura, en caminos, en mantenimiento carretero y en proyectos energéticos que eran vitales para reactivar la economía. Pero Layda, en lugar de alzar la voz, decidió hacer lo contrario: se sumó a la narrativa federal, justificando la pérdida de recursos como si fuera un simple trámite administrativo.
Este acto de sumisión exhibe con claridad su verdadera prioridad: agradar a la Federación, incluso si eso implica abandonar a su propio pueblo. En cualquier otro estado, un gobernador exigiría respeto, pelearía por lo justo, buscaría alternativas, encabezaría una defensa firme. En Campeche, en cambio, Layda eligió rendirse sin intentar negociar, sin presentar argumentos, sin pelear ni una sola batalla por los ciudadanos que gobierna.
El resultado es devastador. Con menos presupuesto para seguridad, Campeche, un estado ya golpeado por el aumento de violencia, queda aún más expuesto. Con menos inversión en educación, miles de jóvenes verán limitadas sus oportunidades académicas. Con menos recursos en energía, municipios como Ciudad del Carmen perderán empleos y competitividad. Y con carreteras sin mantenimiento, la movilidad —ya deteriorada— se convertirá en otro obstáculo para el crecimiento.
Mientras tanto, Layda prefiere aparecer en programas, conferencias y eventos propagandísticos, repitiendo discursos vacíos sobre “transformación”, mientras deja que la Federación vacíe las arcas del estado. La complacencia se convierte en complicidad, y la ineptitud en una amenaza directa al bienestar de Campeche.
La gobernadora ha demostrado que su compromiso no es con la población, sino con el poder que la sostiene. Que su prioridad no es defender a los campechanos, sino mantener su alineación política aunque eso implique sacrificar millones de pesos en servicios esenciales.
En 2026, Campeche no solo enfrenta un recorte presupuestal: enfrenta un gobierno estatal que no lo defiende. Un gobierno que se entrega, que se calla, que cede. Un gobierno que eligió ser vendido, sumiso y complaciente. Y quienes pagarán el precio serán, una vez más, los ciudadanos.
