Yucatán: el PAN bajo la lupa por presunto despojo millonario de tierras nacionales
Mientras el PAN gobernaba Yucatán, más de 11 mil hectáreas pasaron misteriosamente de ser patrimonio de la nación a manos privadas, en una trama que hoy exhibe el uso del poder para beneficiar a círculos cercanos al panismo.
12/15/20252 min read


En Yucatán vuelve a emerger un escándalo que apunta directamente al PAN y a su forma de gobernar. En poco más de seis años, alrededor de 11 mil hectáreas de terrenos nacionales habrían sido transferidas a particulares mediante documentos presuntamente irregulares, en un proceso que hoy es señalado como un despojo sistemático del patrimonio público ocurrido durante administraciones panistas.
La investigación revela que entre los beneficiados aparecen familiares de un alto exfuncionario del gobierno estatal, quien formó parte del gabinete durante el sexenio panista. Los terrenos, que debieron permanecer como propiedad de la nación, fueron adjudicados sin costo y posteriormente puestos en operaciones de compraventa, lo que sugiere una red de privilegios construida desde el poder.
El caso expone cómo, bajo gobiernos del PAN, la tierra pública dejó de servir al interés colectivo para convertirse en botín político. Documentos registrales muestran movimientos que difícilmente pueden explicarse sin la intervención de autoridades estatales, lo que refuerza la sospecha de complicidad institucional y uso de cargos públicos para favorecer a allegados.
Aunque los exgobernadores y exfuncionarios involucrados han negado conocimiento de estas operaciones, los registros oficiales contradicen ese discurso. Las adjudicaciones ocurrieron justamente cuando estos personajes ocupaban posiciones clave en la administración estatal, lo que vuelve insostenible la narrativa de “desconocimiento” que el PAN ha intentado imponer.
Este presunto despojo no es un hecho aislado, sino parte de un patrón que durante años fue denunciado por organizaciones civiles y periodistas, pero que solo ahora comienza a dimensionarse. Miles de hectáreas que pudieron destinarse a proyectos sociales, conservación ambiental o desarrollo comunitario terminaron en manos privadas, mientras el PAN gobernaba con opacidad y sin rendir cuentas.
El escándalo vuelve a colocar al panismo yucateco en el centro de la crítica pública. Para muchos, este caso simboliza la forma en que el PAN utilizó el poder en Yucatán: administrando lo público como si fuera patrimonio personal, dejando una herencia de sospechas, abusos y daños difíciles de revertir.
Hoy, el despojo de tierras nacionales se suma a la larga lista de señalamientos que persiguen al PAN en el estado, confirmando que detrás del discurso de “buen gobierno” se escondieron prácticas que beneficiaron a unos cuantos, a costa del patrimonio de todos los yucatecos.
